2010年12月3日星期五

El Elefante marino

El rasgo más notable de estas especies es la presencia de un enorme dimorfismo sexual, el mayor entre todas las especies de mamíferos. Los machos pueden alcanzar los 6 m o más de largo y hasta cuatro toneladas de peso, mientras que las hembras no superan los 3 m y los 900 kg. Los individuos masculinos, además, presentan un hocico elongado similar a una trompa corta, lo que les ha valido el apelativo de "elefantes". En el caso de los elefantes marinos del norte, los machos se diferencian también por su color más oscuro, mientras que en el caso del elefante marino del sur ambos sexos presentan una coloración grisácea.

Se alimentan de toda clase de peces y cefalópodos. Prefieren especies que se mueven cerca del fondo, y para conseguirlas pueden realizar inmersiones hasta los 1,6 km de profundidad y dos h de duración, las mayores entre los pinnípedos y sólo superadas entre los mamíferos por algunos cetáceos como el cachalote. También ingieren una cierta cantidad de algas. Las presas pueden llegar a tener un tamaño respetable, pues también cazan anguilas y tiburones jóvenes.

Por su tamaño, los elefantes marinos adultos tienen pocos depredadores. Las hembras y los jóvenes pueden caer ocasionalmente víctimas de la orca y el gran tiburón blanco, pero los machos viejos son sólo vulnerables al cetáceo.


Sin embargo, el mayor peligro para ambas especies ha sido la caza practicada por los humanos. Durante el siglo XIX se abatieron miles de ejemplares para explotar comercialmente su carne, pieles y especialmente su grasa (hasta 660 kg), que se convertía en aceite. En 1892 se tomaron las primeras medidas para evitar la extinción de estos animales, y el elefante marino del norte (reducido entonces a menos de 100 ejemplares) fue protegido de forma total en Estados Unidos y México. La protección sigue vigente hoy en día, por lo que la población de ambas especies se ha incrementado en los últimos años de forma apreciable.


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