2010年12月8日星期三

El lobo

El peso y tamaño del lobo puede variar considerablemente a lo largo del mundo, y tiende a incrementarse proporcionalmente con la latitud, como predijo la regla de Bergmann. En términos generales la altura varía entre los 60 a 90 centímetros hasta el hombro, y un peso de entre 32 a 70 kilos. Aunque raramente encontrados, especímenes de más de 77 kg han sido hallados en Alaska y Canadá;[8] el lobo salvaje más pesado, matado en Alaska en 1939, pesaba 80 kg.[9] Hay algunos casos sin confirmar de lobos cazados en el nordeste de Rusia que alcanzaban los 100 kg. Los lobos más pequeños son las subespecies de lobos árabes, las hembras de éstas pueden pesar unos 10 kg en la madurez. Las hembras en una población dada pesan alrededor de un 20% menos que los machos.[10] Los lobos pueden medir entre 1,3 a 2 metros desde el hocico hasta la punta de la cola, siendo ésta aproximadamente un cuarto de la longitud total del cuerpo.


Los lobos poseen rasgos ideales para viajes de larga distancia. Su estrecho pecho y su potente espalda y piernas facilitan una locomoción eficiente. Son capaces de cubrir varios kilómetros trotando a una velocidad de 10 km/h, pudiendo alcanzar velocidades puntas de 65 km/h en una persecución. Mientras corren a gran velocidad pueden cubrir cinco metros por salto.[11] Las patas de los lobos están diseñadas para andar con facilidad por una amplia variedad de terrenos, especialmente nieve. Tienen una pequeña membrana entre cada dedo, lo que les permite moverse por la nieve con más facilidad que a sus presas. Los lobos son digitígrados,[12] y cuentan con patas traseras más largas y un quinto dedo vestigial, solo presentes en las delanteras,[13] siendo sus garras de coloración oscura/negra y no retráctiles. Pelos erectos y garras desafiladas realzan el agarre en superficies resbaladizas, y vasos sanguíneos especiales evitan el enfriamiento de las almohadillas de las patas.[14] Unas glándulas les ayudan a moverse por grandes extensiones mientras informa a los otros acerca de su paradero.

El mayor tamaño de las patas, ojos amarillos, más largas patas, y mayores dientes hacen distinguir a los lobos adultos de otros cánidos, particularmente perros. Existe una glándula odorífica presente en la base de la cola de los lobos, la cual le confiere a cada individuo un rastro aromático único, a modo de poder identificarse entre ellos.

Los lobos se alimentan principalmente de ungulados de medio y gran tamaño, incluyendo ovejas, cabras, rebecos, cerdos, ciervos, antílopes, renos, caballos, alces, yaks y bisontes. Otras presas incluyen mamíferos marinos como las focas[23] y ballenas varadas.[24] El canibalismo entre los lobos ha sido documentado en tiempos de escasez de alimentos.[25] Los lobos solitarios dependen más de animales pequeños que pueden cazar saltando encima de ellos y sujetándolos con sus patas delanteras, aunque se han documentado casos de lobos solitarios que han cazado animales de gran tamaño sin ninguna ayuda.[26] Algunas manadas de Alaska y el oeste de Canadá han sido vistas alimentándose de salmón.[27] [28]


También cazan roedores, aves y otros animales pequeños. Un solo lobo puede comer entre 3,2 a 3,5 kilos de comida de una vez, aunque pueden llegar a comer 13 a 15 kg cuando están hambrientos.[29] El alimento anual requerido es de alrededor de 1,5 toneladas de carne.[29] Pueden sobrevivir largos períodos sin probar bocado. El caso extremo lo muestra un registro ruso que afirma que un ejemplar sobrevivió 17 días sin alimento.[30] Estudios han mostrado que dos semanas sin alimento no debilitan la actividad muscular del lobo.[29] Después de comer, los lobos ingerirán copiosas cantidades de agua para prevenir problemas urémicos.[30] El estómago de un lobo puede albergar 7,5 litros de agua.

Expresión corporal


Los lobos pueden comunicarse visualmente con una impresionante variedad de expresiones y modos, que van desde signos sutiles o ligeros movimientos, hasta expresiones más obvias como mostrar una completa sumisión rodando boca arriba.

  • Agresividad: Un lobo agresivo gruñe y eriza el pelaje. Puede agacharse, preparado para atacar si fuera necesario.

  • Caza: Un lobo que esté cazando está tenso, y por tanto la cola está horizontal y recta.

  • Defensa: Un lobo defensivo aplana sus orejas contra la cabeza.

  • Dominio: Un lobo dominante permanece rígido y alto. Las orejas están erectas y hacia delante. Esta muestra hace valer el rango del lobo al resto de la manada. Un lobo dominante puede mirar fija y penetrantemente a uno sumiso, montar en sus hombros o incluso subirse a sus patas traseras.

  • Enfado: Las orejas de un lobo enfadado están erectas, así como su pelaje. Muestra los incisivos. El lobo puede asimismo arquear la espalda, atacar o gruñir.

  • Felicidad: Tal como hacen los perros, un lobo puede menear la cola si está jovial. La lengua asimismo puede sobresalir.

  • Miedo: Un lobo asustado trata de hacer que su cuerpo parezca pequeño y por lo tanto menos llamativo. Las orejas se aplanan contra la cabeza, y la cola puede ser introducida entre las patas, como un lobo sumiso. Puede gimotear o ladrar de temor, arqueando la espalda.

  • Relajación: La cola apunta hacia abajo, y el lobo puede colarse emulando a una esfinge. Cuanto más abajo esté la cola, más relajado está.

  • Sumisión (activa): Durante la sumisión activa, baja el cuerpo entero, y echa los labios y las orejas hacia atrás. En ocasiones se lame el hocico. Coloca la cola abajo, o a mitad o completamente entre las patas, y con el hocico normalmente apunta al animal más dominante. Puede tener la espalda parcialmente arqueada.

  • Sumisión (pasiva): La sumisión pasiva es más intensa que la activa. El lobo rueda boca arriba exponiendo vulnerable la garganta.

  • Suspicacia: Estrechan los ojos. La cola está recta, paralela al suelo.

  • Tensión: Puede agacharse preparado para saltar.

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